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Terapia para adolcentes y jóvenes adultos

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Crecimiento y transición

Los adolescentes y los adultos jóvenes tienen desafíos únicos:

 

Ansiedad y estrés: presiones escolares, ansiedad social, ansiedad por el desempeño o preocupación generalizada.

 

Bajo estado de ánimo o depresión: tristeza, retraimiento, irritabilidad, pérdida de interés en las actividades.

 

Autoestima y preguntas sobre la identidad: lucha con la confianza, la imagen corporal o el sentido de sí mismo, incluida la exploración de la sexualidad y la identidad de género.

 

Conflicto familiar: tensión con los padres o hermanos, dificultad para transitar la independencia o afrontar un divorcio o cambios en la dinámica familiar.

 

El acoso o los desafíos en las relaciones entre pares, ya sea en persona o en línea, los dramas de amistad o la exclusión son muy comunes en la adolescencia.

 

Duelo y pérdida: muerte de un ser querido, divorcio, rupturas o mudanza a una nueva escuela.

 

Trauma: abuso, negligencia, violencia, accidentes o presenciar daño. Problemas escolares, estrés académico, dificultades de aprendizaje, desafíos de atención.

 

Factores estresantes culturales y de migración: identidades biculturales, discriminación o desafíos con la migración.

 

Presiones de las redes sociales: comparación, acoso online, sobreexposición.

 

Conductas de riesgo: experimentar con sustancias, relaciones inseguras o decisiones impulsivas.

 

Transiciones de vida: mudanzas, cambios de escuela, cambios de amistades, preparación para la universidad.

 

La adolescencia y la adultez temprana están llenas de transiciones: una independencia cada vez mayor, cuestionamientos sobre la identidad, la interacción con los compañeros y la planificación del futuro. Estos cambios pueden generar ansiedad, depresión y dudas sobre uno mismo, difíciles de gestionar, incluso con los mejores y más comprensivos padres.

 

Ayudo a adolescentes y jóvenes adultos a desarrollar confianza, estrategias de afrontamiento y habilidades de comunicación positiva para mejorar el estado de ánimo, las relaciones y la autoestima. Al identificar patrones y necesidades subyacentes, los adolescentes aprenden a gestionar el estrés y las emociones fuertes para tener éxito en la familia, la escuela y las amistades.

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